Por ser fiel a Repsol, su gran patrocinador, Carlos Sainz se vio obligado a bajarse del Toyota con el que había ganado el mundial de 1992 para montarse en un Lancia Delta que estaba un tanto desfasado contra la competencia.
En el Rally de Montecarlo y pese a los muchos esfuerzos por seguir el ritmo de los Ford y los Toyota, Carlos se vio ampliamente superado, teniendo una salida de carretera que le hizo perder mucho tiempo. Sería el principio de un año desastroso.
La primera marca que hizo una reproducción medianamente buena del Lancia fue Team Slot y aunque las proporciones no eran las exactas el coche quedó muy resultón.
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